La obsesión «progre» por el sexo llega a los niños de Guadalajara
El Ayuntamiento de Guadalajara, que gobierna el PSOE gracias a un voto de IU, es el responsable de la recomendación en los centros escolares de un libro, «El graffiti de papel», publicado en edición de lujo, destinado al consumo intelectual de los estudiantes de Primaria, o sea, de niños. El libro contiene pasajes como éste: «Para ella todo era vaivén, todo era restregar el sexo contra la costura del pantalón en el asiento». Lo malo no es que los ciudadanos de Guadalajara paguen impuestos para financiar esa clase de frase, abyecta desde un punto de vista gramatical, solemnemente mala y de una pobreza intelectual aterradora. Lo malo no es que el concejal de IU, Jordi Badel, que se ocupa de Juventud y Cultura estuviera al tanto de la estupidez que publica con el dinero de los alcarreños. Lo malo es la falta de respeto a los niños de 7, de 9 o de 11 años y a sus padres. Eso no puede entrar en los colegios, y ha entrado. No es el primer episodio de este tipo que se registra en centros educativos dependientes de gobiernos de izquierdas, cuyas obsesiones sexuales son preocupantes y más propias del diván del psiquiatra que del oficio del político.
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