lunes, 5 de febrero de 2007

Benedicto XVI Condena la eutanasia y el aborto

El Papa insiste en condenar la eutanasia y el aborto porque la «vida es obra de Dios»Benedicto XVI pide a los obispos que «no caigan en el engaño de legitimar» estas prácticasJosé R. Navarro Pareja
Entidades provida pidieron «derechos humanos» para los no nacidos
Madrid- «La vida, que es obra de Dios, no puede ser negada a nadie, ni siquiera a los más pequeños e indefensos que están por nacer, y mucho menos cuando presentan graves discapacidades» . Benedicto XVI quiso dejar bien clara ayer, una vez más, la doctrina de la Iglesia en defensa de la vida. La ocasión era propicia, puesto que Italia celebraba la jornada por la Vida convocada por la Conferencia Episcopal, pero también porque las recientes declaraciones del cardenal emérito de Milán, Carlo Maria Martini, habían sido presentadas por algunos medios como un velado apoyo a ciertos tipos de eutanasia. El Papa fue tajante cuando pidió a los «pastores de la Iglesia italiana que no cayeran en el engaño de pensar que se puede disponer de la vida hasta legitimar su interrupción con la eutanasia». En los últimos meses Italia ha vivido su particular «caso Sampedro», con un encendido debate entre los defensores y detractores de la eutanasia. El Ramón Sampedro italiano se llamaba Piergiorgio Welby, estaba aquejado de distrofia muscular, y saltó a las primeras páginas de los diarios cuando, apoyado por los grupos pro-eutanasia y el Partido Radical, pidió permiso al presidente de la República para que le desconectaran el ventilador pulmonar que le mantenía con vida. Welby no encontró apoyo ni en la administración -el Consejo Superior de Salud dictaminó que mantenerlo con vida no era «ensañamiento terapéutico»-, ni en los médicos -que se negaron a practicar lo que consideraban un homicidio-. Finalmente, tres días antes de Navidad, un anestesista de Cremona se prestó a facilitarle un cóctel de sedantes y desconectar la máquina. La rueda de prensa en que se dio a conocer la noticia, en la que comparecieron el médico y el líder del Partido Radical en unas instalaciones de la Cámara de Diputados, puso de manifiesto la clara utilización política de la muerte de Welby. En este ambiente, el cardenal Martini publicaba un artículo en «Il Sole 24 Ore», titulado «Yo, Welby y la muerte». Aunque en él dejaba bien claro que la eutanasia «es un gesto que quiere abreviar la vida, causando positivamente la muerte», y por tanto es inaceptable, el cardenal recordaba que la situación es diferente en el caso del ensañamiento terapéutico , o sea «la utilización de procedimientos médicos desproporcionados y sin razonable esperanza de un resultado positivo». Interrumpiéndolos -escribía el cardenal citando el Catecismo- «no se quiere procurar la muerte; se acepta no poder impedirla». Literalmente, Martini no se alejaba de la doctrina oficial de la Iglesia en esta cuestión, pero su deliberada ambigüedad, así como el momento de la publicación del artículo -en medio del debate- sirvió para que algunos medios pro-eutanasia presentaran una supuesta discrepancia dentro de la Iglesia sobre este tema. En este contexto, no es difícil intuir que las palabras del Papa de ayer tenían un claro destinatario cuando invitaba a «los Pastores de la Iglesia en Italia a no caer en el engaño de pensar que se puede disponer de la vida al punto de “legitimar su interrupción mediante la eutanasia, enmascarándola con un velo de humana piedad”». El Pontífice aprovechó otra celebración, la «Semana por la vida y la familia», para invitar a la oración y la reflexión sobre la que considera la «cuna de la vida y de toda vocación». «Sabemos bien -continuó- que la familia fundada en el matrimonio constituye el ambiente natural para el nacimiento y para la educación de los hijos, y por lo tanto para asegurar el porvenir de la entera humanidad. Pero también sabemos como ésta está marcada por una profunda crisis y debe enfrentarse hoy en día a múltiples desafíos». De esta forma, el Papa también entraba de lleno en otro debate que sacude la vida política y social italiana en actualidad: la legalización de las «uniones de hecho», que promueven algunos partidos de la coalición que apoya el Gobierno. Ayer, Benedicto XVI hizo un llamamiento a «defender, ayudar, tutelar y valorar la familia en su unicidad irrepetible».

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