«El hecho de que haya tantos libros distintos y tantas fórmulas diferentes para llevar adelante la asignatura demuestra, más si cabe, que es ideológica»
LUIS CARBONEL PINTANEL PRESIDENTE NACIONAL DE LA CONCAPA. HABLA HOY EN EL COLEGIO DE LA INMACULADA A. RUBIERA
Luis Carbonel Pintanel es el presidente de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (Concapa) y vicepresidente del Foro Español de la Familia. Hoy participa en Gijón, en el Colegio de la Inmaculada, en una charla-coloquio que tendrá lugar a las siete de la tarde. La asociación de padres del centro educativo de los Jesuitas ha invitado a Carbonel Pintanel para que hable de la actualidad educativa, que él desglosa en dos temas centrales: la oposición a la asignatura de Educación para la Ciudadanía (EpC) y el fracaso escolar «que seguimos padeciendo en niveles importantes, como lo demostró nuevamente el informe de la OCDE».
-En Asturias arranca este curso la Educación para la Ciudadanía y, que se reconozca, hay muy pocas objeciones.
-No es extraño que ocurra eso porque hay que reconocer que objetar es heroico. Supone echarle un valor tremendo porque las amenazas son reales: que los hijos suspendan, que no pasen de curso... Sólo puedo apoyar y animar a quienes lo hacen; merecen el respeto y la admiración de todos. También la objeción al servicio militar fue minoritaria.
-¿Algún dato nuevo de lo que está ocurriendo en Asturias? ¿Se incrementan las objeciones?
-No tengo datos recientes, pero sé que está ocurriendo lo mismo que en otros sitios de España, y es que muchos colegios están demorando el envío de las objeciones a la Administración, y las administraciones están demorando los trámites burocráticos para no tener que enfrentar tan pronto la contestación. Según los datos del Foro por la Familia, hay unas 15.000 familias en contra en toda España, y al movimiento se va incorporando cada vez más gente. Creo que la gran mayoría de familias del país está en contra de la asignatura, aunque no lleguen a dar el paso de la objeción.
-¿Qué pasos van a seguir para respaldar a quien objete?
-Lo primero que hay que decir es que quienes objetan están utilizando el derecho constitucional de los padres de educar a sus hijos en sus propias convicciones y criterios morales. O defendemos ese derecho o estamos dejando que nos lo expropien y nos lo arrebaten. Esta asignatura, claramente, pretende adoctrinar a nuestros hijos, y nosotros decimos que a quien le corresponde educar en valores es a los padres. El Gobierno no se debe adentrar en ese campo porque nos pertenece a los padres. Por eso, la estrategia contra la EpC es oponernos por cualquier medio legítimo a esta asignatura. El camino, para ello, entendemos que pasa lo primero por la objeción.
-¿Cómo se debe llevar a cabo?
-Planteándola al centro y exigiendo una atención educativa diferente para nuestros hijos en ese tiempo de clase de la asignatura. Lo que no se debe hacer es promover el absentismo porque a los niños hay que llevarlos a clase. Lo que queremos forzar es una respuesta por escrito de las consejerías, y con eso podremos llegar a los tribunales. Estamos dispuestos a llegar al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. Que se repita en los medios que somos pocos los contrarios a la asignatura no debe desmotivarnos. Lo dicen los mismos que negaban el éxito de la manifestación del 12 de noviembre contra la LOE, y posiblemente ha sido la mayor protesta de la legislatura de Zapatero.
-La FERE, patronal mayoritaria de los centros concertados religiosos en Asturias, no apoya esta lucha de la Concapa.
-Manuel de Castro, el presidente nacional, dice que está en contra de la asignatura, pero no suscribe la objeción como forma de manifestar esa discrepancia.
-Muchos centros concertados dicen que han adaptado la asignatura a sus proyectos educativos y que así han resuelto el problema. Algunos hablarán de familias homosexuales, otros no. ¿Qué le parece ese método de solventar el peligro de la EpC?
-Mi opinión es que, precisamente, el hecho de que haya tantos libros y tantas fórmulas de llevar adelante la asignatura demuestra, más si cabe, que es una asignatura ideológica. Pero la ley es para todos y adaptarla a nuestros intereses podrá protegernos inicialmente, pero no me parece que sea la fórmula más legal de cursar la asignatura. Es una fórmula ingeniosa para darle la vuelta a la tortilla, pero desnaturaliza la situación. Podemos adaptar la asignatura a los intereses particulares de cada cual y protegernos este año, pero ¿qué pasa, por ejemplo, con los alumnos católicos que vayan a centros públicos? ¿Cómo se les protege? Me gustaría insistir en que nuestro planteamiento contra la EpC está por encima de la religión católica, del agnosticismo y de cualquier otra religión.
-Pues se entiende como una defensa de los valores católicos.
-Éste es un tema de libertad. Lo que no quiero es que ningún Gobierno imponga a mis hijos valores o les diga cómo deben ver la vida. Esta batalla es por una cuestión de libertad, de evitar este «tic» totalitario que le ha salido al Gobierno, y que ya tuvieron otros regímenes como el de Hitler, Franco y Stalin. Quizá no estamos sabiendo hacer llegar a la sociedad lo grave que es que el Estado nos restrinja las libertades. El objetor tradicional ha sido siempre de izquierdas, ha sido el héroe. Pero cuando el que objeta, como ahora, es de derechas, entonces se le ve como un intransigente, un radical. Martin Luther King o Gandhi también objetaron contra leyes inmorales e injustas. Ésta, en concreto, plantea muchísimas paradojas. Una: ahora que se rebaja el nivel del Bachillerato para que los alumnos promocionen curso es cuando se amenaza con suspender si se objeta de EpC; va a ser que es más importante que las matemáticas. Otra paradoja: habrá tantas asignaturas como comunidades españolas distintas, y otra más: si tras las elecciones llega al Gobierno otro partido, ¿pondrá otros valores distintos en la asignatura? Será la esquizofrenia total. Claramente hay una penetración en la esfera privada de las personas que es muy grave y tenemos que saltar.
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