martes, 20 de marzo de 2007

CASTILLA LA-MANCHA: :«Vamos a pedir a la Junta una cláusula para poder objetar a Educación para la Ciudadanía»

Antonio Espíldora_ Presidente de la Concapa en Toledo
Abogado de prestigio, a sus 45 años ha tenido tiempo para muchas cosas, entre ellas tener ocho hijos con edades que oscilan entre los 17 y los 4 años. Hace mucho tiempo que pertenece a la Confederación Nacional de Asociaciones Católicas de Padres de Alumnos (Concapa), pero ahora es la cabeza visible de la organización en la provincia.
-Frente a Confapa, que aglutina a las asociaciones de padres de colegios públicos, ¿cuántas asociaciones reúne Concapa?
-La Confapa representa a más colegios porque está integrada por APAS de centros públicos y cuando se crea un colegio público, automáticamente se crea también el APA. En nuestro caso, tiene que existir la voluntad de un grupo de padres que quieran constituir una asociación expresamente católica. Y no es fácil constituirla en todos los colegios. Por eso animo desde aquí a todos los padres que estén interesados.
-De todas formas, los colegios concertados son mayoría, al menos en las ciudades.
-Claro. Los colegios concertados están sobre todo situados en las ciudades grandes; en cambio, prácticamente en todos los pueblos existe un colegio y la mayoría son públicos. Posiblemente pueda haber una proporción de un 75 a 25, más o menos. Concapa tiene 40 asociaciones en la provincia. En Toledo capital tenemos Infantes, Maristas, Santiago el Mayor, Milagrosa, Carmelitas, Tavera,Terciarias, Mayol.
-Usted ha presidido muchos años la APA del colegio Infantes. ¿Qué ha aprendido?
-En la APA de Infantes se aprenden muchas cosas porque el colegio tiene la peculiaridad de que la titularidad la ostenta la APA. Hace 30 años, el Arzobispado cedió la titularidad y la gestión del colegio a la APA y de hecho es ésta la que firma los conciertos con la Administración educativa. Somos los padres los que representamos al colegio, hacemos todas las solicitudes y contratamos a los profesores. Estar en una APA como la de Infantes te da un mayor contacto con las administraciones al ser titulares del centro, y una mayor experiencia de gestión.
-¿Están implicados de forma eficiente los poderes públicos con padres y colegios para la educación del niño?
-Existen determinados planteamientos ideológicos que pretenden primar la escuela pública sobre la privada o concertada, pero nosotros defendemos que lo importante son los alumnos y que las administraciones públicas deben apoyar sea quien sea el que promueva la iniciativa educativa.
-¿Y en Castilla-La Mancha?
-Aquí no existe tanta confrontación como en otras comunidades; hay un régimen de mayor colaboración por parte de la Administración. Pero siempre surge alguna reticencia cuando el que pide algo es una escuela concertada o privada.
-¿Por qué cree que ocurre eso?
-Hay un planteamiento ideológico que pretende que la educación tiene que ser exclusivamente pública y que los colegios privados o concertados deberían ser sólo utilizados cuando sean necesarios, allí donde la enseñanza pública no llegue. Si pudieran, lo mejor sería que no existiera para nada un apoyo de fondos públicos a ningún tipo de escuela de iniciativa privada. Eso es lo que impide muchas veces que la Administración no apoye verdaderamente los centros concertados. -¿Ha influido en el ámbito educativo el relevo de poder que se produjo entre Bono y Barreda?
-En realidad ha habido una continuidad, en principio a mejor, desde nuestro punto de vista. Hace años la situación era un poco más conflictiva y se han ido limando asperezas. Ahora las relaciones con la Administración educativa, sobre todo a nivel de la Delegación Provincial -que es lo que yo conozco- son muy buenas. Al final, lo que se demuestra en la práctica es que la educación en centros concertados, que es demandada por los padres, es una educación de calidad y ahorra dinero y fondos públicos a la Administración.
-Lo que sí hay es un hecho incontestable: el 80 por ciento de los padres quieren que sus hijos den clase de Religión.
-Sí que es cierto que todos los centros concertados tienen un exceso de demanda y que no se puede satisfacer toda. No sabemos si realmente es extrapolable ese 80 por ciento de padres que quieren clase de Religión, a que prefieran que su hijo esté en un colegio concertado y no en uno público.
-¿Qué es lo que más preocupa en estos momentos a los padres sobre la educación de sus hijos?
-Los problemas más importantes son tres: uno es el nivel de calidad educativa, que no es el adecuado y continúa aumentando el fracaso escolar. Los resultados académicos de nuestros alumnos no son equiparable con los del resto de Europa o con países de nuestro nivel. Es un problema que pensamos que la LOE no va a solucionar,
-¿Y la falta de autoridad?
-Hay un problema de convivencia en algunos centros, de disciplina, de cumplimiento de normas porque no existe realmente un concepto de autoridad fundado. Ahora mismo existe un déficit de autoridad en los centros y tampoco la LOE parece que vaya por camino de solucionarlo.
-¿No es éste un problema de educación social o familiar?
-La escuela no es una isla y cuando se habla de fracaso escolar estamos hablando de un cierto fracaso social. La sociedad influye en la escuela como ésta en la sociedad. No es un planteamiento exclusivo de la escuela la falta de autoridad, pero sí es un lugar en el que especialmente se debería apostar por inculcar una serie de principios y valores, entre ellos el de autoridad. Y así llegamos al tercer problema.
-¿Cuál es?
-Que se ha desprovisto prácticamente la educación en valores. En principio, se constata en la juventud de hoy una cierta carencia de fundamentos y valores morales...o por lo menos de determinados valores como la autoridad. Pero también el esfuerzo, o el planteamiento no exclusivamente material de los estudios, eso de que la carrera sea un medio exclusivamente para situarse bien o ganar dinero. No existe espíritu de servicio, de poner esos conocimientos al servicio de la sociedad. Esos valores no están presentes hoy en la escuela, por lo menos no en todas, y es una carencia muy importante que tampoco parece que vaya a solucionar la LOE.
-Enseñar valores a los niños no puede ser objeto de una asignatura del colegio.
-En muchos casos ha habido una desconexión entre la familia y los centros educativos, donde los planteamientos ideológicos han tenido excesivo peso, igual que los técnicos; incluso hasta se ha llegado a despreciar un poco la labor de los padres porque existe la creencia de que en un mundo tan complicado como éste tienen que ser los técnicos los que eduquen a los niños. Y quizás las familias hemos caído en la trampa, nos hemos retraído un poquito en la educación en valores, pero a su vez la escuela tampoco ha asumido esa función. Lo que no puede ser es que en la familia se intenten inculcar unos valores y precisamente en la escuela se intente inculcar otros completamente diferentes.
-A esto viene a sumarse la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía, en la que Toledo ha sido escenario de la primera objeción de conciencia.
-Es lógico que haya muchos padres preocupados por este asunto y que empiecen a presentar sus objeciones de conciencia. De todas maneras, por las reuniones que hemos mantenido con la Consejería, los datos que tenemos es que esta asignatura no se implantaría todavía el curso que viene en Castilla-La Mancha, por lo menos como tal asignatura de Educación para la Ciudadanía. Eso sería en el curso 2008-2009, conjuntamente para 2º y 4º de ESO.
-¿Por qué los padres entonces han comenzado a objetar?
-Quizá por falta de información y es lógico que ante la duda estén adelantándose y planteando ya el tema.
-De todas formas, retrasarlo no es la solución.
-No, pero el hecho de que haya más tiempo puede incidir en que se pueda negociar algún tipo de planteamiento y que incluso por parte de la Administración educativa, o bien se modifiquen contenidos, o se modifiquen planteamientos. O incluso se incluya expresamente en una norma el derecho de objeción de conciencia.
-Ustedes, como asociaciones de padres, ¿pueden solicitar esto a la Consejería de Educación?
-Sí, nosotros solicitaremos a la Junta de Comunidades la posibilidad de incluir una cláusula de objeción de conciencia. El tema de la objeción de conciencia está por encima en este caso de la ley o de los decretos de contenidos mínimos porque se incardina directamente en la Constitución. El artículo 16 de la Carta Magna reconoce la libertad ideológica y de conciencia y el Tribunal Constitucional ha dicho en muchas sentencias que ni siquiera es necesario que se regule en una norma expresa ese derecho. Pero, si se regulase, se estaría plasmando ese derecho en una norma de carácter inferior.
-¿Y qué tiene esta asignatura como para que precise una cláusula de conciencia?
-Es una asignatura que intenta inculcar una serie de sentimientos, una adhesión a unos valores determinados y en unos campos en los que no existe unanimidad en la sociedad en cuanto a cómo se deban definir esos valores. Por ejemplo, en qué se entiende por tolerancia, por dignidad de la persona, por derechos como la vida.
-¿Y la educación sexual?
-En principio estaba prevista incluirla en Educación para la Ciudadanía pero parece que al final se introduce en Biología, cosa absolutamente absurda porque la educación sexual en la persona no es exclusivamente biológica. Lo que sí se mantiene en Educación para la Ciudadanía es una educación afectivo-emocional.
-¿La Administración regulando los sentimientos?
-Sí, y hay unos contenidos realmente graves en los que entra la asignatura como, por ejemplo, la identidad personal o el dilema moral.
-¿Una regulación de lo que está bien y lo que está mal, como si fuera una religión más?
-Efectivamente. Además, el problema de planteamiento es más grave todavía porque en los criterios de evaluación se introduce la comprobación de si el alumno ejerce una autorregulación de sus emociones y sentimientos para acomodarse precisamente a esos valores que se han enseñado. Entonces, se llega a evaluar algo que en la clase de Religión nunca se le ha ocurrido evaluar a la Iglesia Católica: si realmente un muchacho cumple o no la moral católica, si va o no a misa, o si se comporta conforme a los Diez Mandamientos. En Educación para la Ciudadanía sí; tú tienes que evaluar si ejerces una regulación de tus emociones y sentimientos para adecuarte en tus comportamientos y en tus adhesiones a unos determinados valores. Y eso es una cosa muy peligrosa que, además, no es misión del Estado.
-¿Puede ser consecuencia del laicismo imperante?
-Es evidente. Precisamente, en la explicación de esta asignatura se nos dice que intenta dar cumplimiento a una recomendación del Comité de Ministros del Consejo de Europa del año 2002, que efectivamente dice que se debe instaurar una Educación para la Ciudadanía porque ha detectado una apatía de los ciudadanos en la participación pública, un desconocimiento del valor que tienen las instituciones públicas, y la democracia, y el participar en la vida política. Pero, luego, en realidad nos explica el manifiesto que hizo público el PSOE «Constitución, Laicidad y Educación para la Ciudadanía», y nos dicen que lo que pretenden precisamente es formar conciencias en un mínimo ético común, y que los monoteísmos siembran división en los ciudadanos mientras que la laicidad sería la garantía de la convivencia y el marco en que todos nos podemos respetar. Con la excusa de que se va a dar cumplimiento a una recomendación del Consejo de Europa, ese manifiesto nos explica que lo que se pretende es instaurar un laicismo en el que se excluya cualquier concepción moral que no sea la políticamente correcta.
Espíldora posa con cinco de sus ocho hijos, además de dos sobrinos, a la puerta del colegio Infantes de Toledo

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