EMILI J. BLASCO CORRESPONSAL LONDRES.
El Gobierno británico ha decidido finalmente tomar cartas en el debate sobre el uso en los centros escolares del niqab, el velo islámico que cubre la cara y sólo deja una rendija para los ojos. Las escuelas podrán prohibirlo si consideran que es negativo para la seguridad o el aprendizaje.
El Ministerio de Educación ha preferido no promulgar una prohibición general en las aulas, pero aporta el marco normativo para que los centros tengan la facultad de prohibir el velo completo atendiendo a los casos que se presenten, en realidad una minoría, y previa consulta con los padres sobre la política de uniforme que debe aplicarse. El Ministerio avala el derecho de las escuelas a abrir expediente a profesores y alumnos que no se atengan a la política de prendas que en cada caso se apruebe.
Las medidas no afectarán a otros tipos de velo que dejan la cara a la vista y cuya opción es contemplada como una alternativa de uniforme para alumnas musulmanas.
Este respeto a ciertas indumentarias islámicas ha justificado la decisión del Tribunal de Apelación de revocar una sentencia previa que daba la razón a Shabina Begum, de 17 años, en su exigencia de llevar el niqab en clase. Según el Tribunal, «los derechos humanos de la joven están respetados porque puede expresar su fe con otras prendas igualmente decorosas, dentro de la tradición del Islam, sin tener que taparse la cara».
Identificar a los alumnos
Los jueces también acogieron la argumentación del centro de secundaria, que indicaba que con el velo completo la comunicación entre maestros y alumnos se ve dificultada, lo que perjudica el proceso de aprendizaje, ya que el profesor tiene que poder saber si el estudiante sigue la clase o está distraído.
Esta posición ha sido plasmada en las nuevas normas: «Si la cara de un alumno está tapada el profesor puede no ser capaz de juzgar si se está siguiendo la lección o de asegurarse de que participa en las discusiones y actividades prácticas». También se indica que las escuelas tienen que poder identificar a los alumnos con el fin de preservar el orden y evitar la presencia de intrusos.
La guía de Educación llega después de que los tribunales avalaran el pasado mes de noviembre la decisión de una escuela de despedir a una maestra por negarse a prescindir del niqab. Aishah Azmi, de 24 años, que daba clases de apoyo en el aprendizaje del inglés para alumnos con dificultades, había insistido en llevar el velo completo mientras un profesor varón estuviera en la misma aula. El centro alegó en su momento que la prenda dificultaba que los alumnos pudieran seguir el movimiento de los labios al aprender la pronunciación de los fonemas, algo sobre lo que varios padres se habían quejado.
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