miércoles, 31 de enero de 2007

Guía para ver la televisión en familia

Guía para ver la televisión en familiaMartes, 16 de mayo de 2006 (Dra. Mª Rosa Pinto Lobo*) - El Papa Juan Pablo II ha señalado que “Una reflexión atenta sobre la dimensión ética de las comunicaciones debe desembocar en iniciativas prácticas orientadas a eliminar los peligros para el bienestar de la familia planteados por los medios de comunicación social, y asegurar que esos poderosos medios de comunicación sigan siendo auténticas fuentes de enriquecimiento”. Atendiendo su consejo sobre esas iniciativas prácticas le propongo una guía para ver la televisión en familia.
Para la elaboración de esta guía he tenido en cuenta las famosas “5 W” o preguntas que todo periodista tiene que responder para escribir un buen lead informativo. Por lo tanto las siguientes propuestas se agrupan en quién tiene que ver la televisión y/o ejercer de participante activo en el visionado de los programas, qué contenidos debemos considerar o filtrar, cuándo conviene encender el aparato de televisión, dónde tenemos que ver los programas de televisión y por qué compartimos nuestro tiempo con los medios de comunicación, en concreto con la televisión.
1. Quién
1.1. Los padres tiene que preocuparse de los programas de televisión que se ven en su hogar. Echarle la culpa al aparato de televisión es la respuesta más fácil y cómoda.
1.2. Los padres deben acompañar a los niños en el visionado de los programas de televisión. Esto facilitará a los progenitores el conocimiento de los efectos que determinados programas tienen en sus hijos.
1.3. Los padres han de informarse del contenido de los programas audiovisuales con anterioridad al visionado de éstos.
1.4. La familia debe estructurar su tiempo de ocio con diferentes actividades alternativas a la televisión, videojuegos, ordenador, etc.
1.5. Los padres han de ser críticos con aquellos programas infantiles que no respeten los valores y derechos de los niños.
1.6. Las familias tienen que organizarse y/o formar parte de las asociaciones de telespectadores para defender su derecho a un medio de comunicación digno, defensor de los derechos humanos y valores constructores de una sociedad responsable y siempre de la vida humana.
1.7. Los padres tienen que resaltar y apoyar aquellos programas que, con dignidad y profesionalidad, favorecen lo mejor del ser humano desde una ética y una responsabilidad que tiene como objetivo atender y responder a las auténticas necesidades de la sociedad.
2. Qué
2.1. Los padres tienen que enseñar a ver programas de televisión y nunca a ver televisión. Este es el primer paso para iniciar a los más pequeños en la selección de contenidos.
2.2. La familia ha de orientar a los niños hacia la conducta ejemplar de personajes reales mejor que héroes inexistentes o imaginarios. De estos últimos habrá que extraer lo mejor y contrastarlo con ejemplos de la vida cotidiana.
2.3. Los progenitores tienen que presentar a los más jóvenes aquellos programas que muestren contenidos relacionados con el ocio, la cultura, la naturaleza, etc., evitando aquellos insustanciales o superficiales.
2.4. Los padres han de saber que, en muchas ocasiones, los llamados programas infantiles y/o dibujos animados no son tan infantiles.
2.5. Los más jóvenes no pueden ver bajo su capricho, aunque sea acompañados, cualquier espacio de la parrilla de televisión.
2.6. Los padres tiene que trasmitir en primer lugar los valores morales en la familia y, posteriormente, ésta contrastar y comprobar estos valores en los contenidos mediáticos.
2.7. La familia debe compartir con sus miembros la cultura de la imagen, pero ésta debe ampliarse a otros ámbitos: cine, fotografía, exposiciones, etc.
2.8. Los padres tienen que considerar también los anuncios publicitarios como un contenido muy importante de la televisión y que ejerce una poderosa influencia hipnótica en los niños más pequeños. Sirva como ejemplo la relación Navidad y consumo de juguetes donde los spots publicitarios son protagonista del mundo infantil.
2.9. La familia tiene que dedicar su tiempo a programas de televisión de calidad y evitar aquellos espacios que sólo sirven para perder éste. La televisión es un medio de entretenimiento pero no tiene que ser éste de pésima calidad.
2.10. Los padres han de tratar de equilibrar los contenidos que seleccionen para ver en compañía de los niños y jóvenes.
3. Cómo
3.1. La televisión tiene encenderse cuándo se desea ver algún programa en concreto. No debemos tener ésta en funcionamiento continuo y como fondo permanente de nuestras casas.
3.2. La mejor forma de ver la televisión es alejar el mando a distancia. El “zapping” continuo construye un discurso incoherente y discontinuo que constata nuestra falta de criterio
3.3. La televisión es un medio y, por tanto, no podemos convertir ésta en una niñera que distraiga a los hijos porque negamos la esencia del aparato de televisión o la función que tiene que ejercer la familia en el hogar.
3.4. La televisión puede convertirse en proveedor de contenidos para constituir una videoteca familiar con los mejores programas.
3.5. La televisión tiene que apagarse cuando el programa seleccionado ha finalizado. No hay que esperar a lo próximo que pueda interesarnos.
3.6. La televisión no hay que utilizarla como un valor en sí mismo que sirve para premiar o castigar las acciones de los niños. Estas prácticas convierten a la televisión en protagonista del proceso educativo.
4. Dónde
4.1. La familia tiene que disponer de un espacio común donde compartir el visionado, los comentarios, las críticas y valores que lleven a cabo los distintos miembros de la casa.
4.2. Los padres tienen que evitar que los niños dispongan de su propio aparato de televisión en su habitación. Esto facilita que los más pequeños vean cualquier programa sin compañía y conviertan su espacio de trabajo escolar y descanso en recinto abierto a todo tipo de estímulos.
5. Cuándo
5.1. La familia tiene que establecer unos horarios para ver programas de televisión que no repercuten en la vida personal ni familiar.
5.2. Los padres han de limitar el tiempo de visionado de espacios de televisión. Este nunca debe exceder de dos horas y es recomendable no más de una hora diaria.
5.3. Los progenitores deben planificar también sus propios tiempos para no desatender las obligaciones familiares.
5.4. La familia tiene que convertir sus reuniones, por ejemplo durante las comidas, en momentos exclusivos de diálogo entre sus miembros y siempre sin contar con la presencia encendida de la televisión.
5.5. Los padres han de comprender que mirar la televisión es más un hábito que un gusto y como tal hábito pude cambiarse por otro en el ámbito familiar.
5.6. La familia puede ponerse delante de la televisión cuando las tareas principales de la jornada han llegado a su fin.
5.7. Los padres no tienen que permitir que los niños hagan sus tareas escolares con la televisión encendida.
6. Por qué
6.1. La familia tiene que considerar la riqueza de contenidos que ofrecen los medios de comunicación. Nos permite conocer otros países, otras culturas, nos informa, nos muestra las hazañas deportivas, nos descubre las maravillas de la naturaleza, las manifestaciones artísticas, etc.
6.2.- Los padres no pueden ocultar o prohibir un medio presente en nuestras vidas por los posibles peligros o riesgos que encierra.
6.3.- En la Sociedad de la Información y el Conocimiento, la familia tiene que enseñar a cada uno de sus miembros un nuevo lenguaje para que contraste los valores transmitidos en la familia con los que muestran los medios.
6.4.- La familia ha de entender que como medios de comunicación estos no son ni buenos ni malos, el calificativo que adquieran estará en función del uso que cada uno de nosotros hagamos de ellos.
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*Catedrática de Teoría de la Facultad de Comunicación Universidad Pontificia de Salamanca

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