Blair pierde frente a sus ministros la batalla de la adopción de niños por gays
EMILI J. BLASCO. CORRESPONSAL LONDRES.
A Tony Blair ya no le quedan, como suele decirse, muchos telediarios, y según se acerca la fecha de su renuncia -en junio o julio- sus ministros se preocupan más en ganarse su propio perfil político que en plegarse a los pareceres de un líder que ya no es tal.
Blair ha tenido que admitir, presionado por varios miembros de su Gobierno -algunos medios sugerían una revuelta en toda regla- que no va a haber una excepción para la Iglesia Católica en la controvertida adopción de niños por parte de parejas homosexuales.
Cormac Murphy-O´Connor, presidente de la Conferencia Espiscopal de Inglaterra y Gales, dirigió una carta a todos los ministros amenazando con cerrar la docena de agencias católicas de adopción, que anualmente buscan padres a unos 250 niños, si deben tener en cuenta en igualdad a las parejas homosexuales.
Niños difíciles
Aunque la cifra viene a ser el 4 por ciento de las adopciones que se realizan en el Reino Unido, son una tercera parte de los niños con mayor dificultad para encontrar una nueva familia, debido a sus minusvalías o desventajas. Esa mediación de voluntariado recibe un pago del Estado.
La polémica llega cuando debe aprobarse la última parte de la Ley de Igualdad, que trata de impedir la discriminación en la prestación de servicios por razones de edad, sexo, minusvalía, raza, religión u orientación sexual. La ley sobre uniones homosexuales ya entró en vigor hace un año, y ahora tendría una plena implementación sobre adopciones a través de la nueva normativa.
La encargada de sacar adelante la Ley de Igualdad es la ministra de Administraciones Públicas, Ruth Kelly. Su pertenencia al Opus Dei ha llevado a algunos a entender que su fe católica la incapacita para desarrollar adecuadamente su labor, pero en su defensa ha salido la Iglesia de Inglaterra. El primado anglicano, Rowan William, ha reclamado el derecho de cualquier creyente a actuar en la vida pública, también en el Gobierno, de acuerdo con sus convicciones personales, y ha apoyado a la Iglesia Católica en su requerimiento.
Las gestiones de la ministra Ruth Kelly para encontrar una salida consensuada que permita a las agencias católicas seguir prestando su valorado servicio han contado con el apoyo directo de Tony Blair. Pero diversas voces en el Reino Unido han creído ver en esta actitud una especie de conspiración católica, pues con frecuencia se le presenta al primer ministro como «criptocatólico», por la fe de su esposa y por una supuesta futura conversión al catolicismo.
Posibles matizaciones
Blair ha tenido que admitir que no habrá una excepción como tal para las agencias católicas de adopciones, aunque una decisión sobre una moratoria o posibles matizaciones se anunciará la próxima semana. La cuestión también podría quedar para el voto en conciencia en el Parlamento.
La oposición a una excepción la han liderado en el Gobierno especialmente los ministros de Educación, Alan Johnson, y el titular para Irlanda del Norte, Peter Hain. Ambos aspiran a ser elegidos vice líderes del Partido Laborista cuando éste tenga que designar al actual ministro del Tesoro, Gordon Brown, como sustituto de Tony Blair. Como ha señalado la BBC, ambos «están más preocupados en cómo se les ve públicamente que en cómo son vistos por el actual líder de su partido».
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