viernes, 16 de marzo de 2007

"La tumba perdida de Jesús" y otras fábulas

Padre Jordi Rivero, 6 Marzo, 2007

El 4 de marzo, 2007 el Discovery Channel presentó un "documental" titulado "La Tumba Perdida de Jesús". El productor de Hollywood James Cameron (Titanic, Verdaderas Mentiras) se unió al periodista Simcha Jacobovici para esta obra en la que afirman haber descubierto la tumba de Jesús y de su familia. También dicen haber encontrado evidencia de que Jesús tenía un hijo con María Magdalena.

Después del éxito publicitario del Código DaVinci y el Evangelio de Judas era de esperar un nuevo ataque contra la Iglesia Católica. Claro está, el momento ideal es la cuaresma, cuando los cristianos se preparan para celebrar la Pascua del Señor. El público, incitado por las campañas mediáticas que crean una apariencia de historicidad y seriedad científica, se fascina con cualquier "descubrimiento" sobre la vida de Jesús. En una entrevista en el "Today Show" de 26 de Febrero, Cameron, sin embargo, reconoció: "Yo no soy un arqueólogo soy productor de cine". Podría haber precisado: productor de cine de ficción.

El hallazgo de la tumba no es nuevo, se descubrió hace 27 años y desde entonces los expertos mundiales en arqueología han descartado la idea de que se tratara de la tumba de Jesús. Sin embargo, algunos medios de comunicación sí se hicieron eco de opiniones aisladas, contrarias a la que prevalece entre los expertos serios. La historia comenzó en 1980 con el hallazgo de diez osarios (cajas que contienen huesos) en Talpiot, al sur de Jerusalén. En 1996 la BBC de Londres ya había producido un documental con los mismos argumentos que el actual. El London Times también publicó la noticia en aquel tiempo. La atención se centra en seis de los osarios que están marcados con los siguientes nombres: 1) Yeshua bar Yosef (Jesús hijo de José); 2) Maria, o Marya; 3) Matya; 4) Yose, (el documental lo presenta como hermano de Jesús); 5) Mariamene o Mara (el documental interpreta que es María Magdalena; 6) "Yehuda bar Yeshua" o Judah, hijo de Jesús.

Según el experto en estadísticas del documental, Andrey Feuerverger, las posibilidades de que esa combinación de nombres pertenezca a otra familia es de 1 en 600. Pero el mismo Feuerverger reconoce que sus cálculos dependen de suposiciones que son cuestionables. "Esas suposiciones no me parecen irracionales, pero debo recordar que yo no soy un erudito de la Biblia". (1)
Según los expertos, los nombres mencionados en los osarios eran muy comunes en aquel tiempo. Por ejemplo, 30% de las mujeres se llamaban María y uno de cada 20 hombres se llamaba Yeshua (Jesús). Esta es una razón por la que el compilador del lexicon de nombres judíos, Tal Ilan, rechaza rotundamente que ésta sea la tumba de Jesús. Dice que los nombres inscritos "están en cada tumba de Jerusalén ... estos son los nombres más comunes que se puede esperar encontrar".

Según el documental, expertos en ADN han demostrado que los restos en el osario de "Jesús" y "Mariamene" no tienen vínculo genético. ¡Eso es suficiente para que especulen que eran un matrimonio! Sostienen: "Quizás estaban casados y quizás lo mantuvieron secreto para proteger la posible dinastía, un secreto escondido a través del tiempo, un secreto que nosotros puede que descubramos en la tumba de la santa familia".

El fraude
Esta no es la primera vez que Jacobovici y el Discovery Channel han participado en fraudes relacionados con descubrimientos arqueológicos.

El fraude del "osario de Santiago"
En el año 2002 salió a la luz un osario con la inscripción: «Jacob [Santiago], hijo de José, hermano de Jesús». En ese año Jacobovici públicamente apoyó la supuesta autenticidad. Discovery Channel, la BBC y otros le dieron credibilidad como si fuera algo ya científicamente comprobado. Algunos dijeron que este "hallazgo" ponía en duda la doctrina católica sobre la Virginidad perpetua de María. Pero el "osario de Santiago" resultó ser un fraude. Los 15 miembros de la Autoridad de Antigüedades de Israel demostraron por encima de toda duda que el osario “descubierto” era una falsificación moderna. Así lo determinó el director de Antigüedades de Israel, Shuka Dorfman, quien anunció (junio 18, 2003): «El osario es real. Pero la inscripción es falsa. Lo que significa es que alguien cogió una caja real y labró la escritura en ella, probablemente para darle una importancia religiosa». Lamentablemente los medios de comunicación que tan ampliamente propagaron el engaño, no hicieron casi nada por rectificarlo.

No solamente Jacobivici nunca se retractó de su apoyo a aquel fraude sino que ahora el mismo protagoniza otro de la misma especie. Es de notar que el fraudulento "osario de Santiago" estaba entre los diez osarios originales encontrados en 1980.

Arqueólogos han denunciado el nuevo libro y documental sobre la tumba de Jesús
Según el documental: "Todos los arqueólogos confirman la naturaleza del descubrimiento". La verdad es muy diferente:
-Amos Kloner, destacado arqueólogo israelí de la universidad Bar-llan, arqueólogo oficial del Distrito de Jerusalén, experto en tumbas de Israel y el primer arqueólogo que examinó el sitio del descubrimiento en 1980, ha dicho que las conclusiones a que ha llegado Cameron y Jacobovici no tienen validez arqueológica: "Solo quieren sacar dinero por eso" (Kloner 26/2/2007, Associated Press). “Refuto todas sus afirmaciones y esfuerzos por llamar la atención sobre los descubrimientos. Con todo respeto, no son arqueólogos”. Kloner dijo a la BBC: "Yo no acepto la noticia de que fue utilizado por Jesús o su familia" Kloner afirmó también: “Es muy poco probable que Jesús y sus parientes tuvieran una tumba familiar. Ellos eran una familia de Galilea sin vínculos en Jerusalén. La tumba de Talpiot perteneció en cambio a una familia de clase media del primer siglo de nuestra era”. Kloner dijo a CTV que él conocía al menos otros dos osarios con el nombre "Jesús hijo de José"

-EL Profesor L. Michael White, de la Universidad de Texas, otro experto en antigüedades: "Esto es tratar de vender documentales". Añadió que una serie de pruebas eran necesarias antes de que una caja de huesos o una inscripción sea confirmanda como antigüedad. "This is not archeologically sound, this is fanfare" (Esto no es arqueológicamente sólido, esto es fanfarria) (26/2/2006, Reuters).

-Joe Zias, arqueólogo de la universidad de Rockefeller en Jerusalén por 25 años: "Simcha [Jacobovici] no tiene ninguna credibilidad" (26/2/2006, Catholic League).
Que un par de personas moten un fraude en busca de fama es comprensible. Pero lo que estamos viendo es una gigantesca complicidad por parte de numerosos e importantes medios de comunicación. Según uno de ellos: "El documental incluye dramáticas recreaciones basadas en la mas reciente evidencia histórica ilustrando imágenes precisas de Jesús de Nazaret, su familia, sus seguidores, su ministerio, su crucifixión y su entierro". Decir esto es una mentira que no se puede explicar fuera de una complicidad maliciosa en contra de la fe cristiana. Debemos estar alertas a esta realidad porque están haciendo lo posible por destruir a la Iglesia. Nuestra lucha no es contra la verdadera ciencia. Esta es mas bien nuestra aliada porque siempre corrobora la verdad. La verdad nos hará libres. La lucha es contra la la mentira que se esconde bajo la apariencia de erudición.

¿Enterrados en Jerusalén?
Desde el comienzo de su ministerio público, los discípulos y la comunidad de creyentes se convirtió en la verdadera familia de Jesús. No existe absolutamente nada que sugiera que Jesús estaba casado. Al contrario. Los relatos mas antiguos anulan esa hipótesis.

Si los huesos de Jesús hubiesen quedado en una caja sería señal de que no resucitó. Habría sido entonces un impostor desacreditado. Su familia y seguidores habrían retornado a sus pueblos de origen como hacían todos los peregrinos al terminar la pascua y como hacían los caminantes de Emaus antes de reconocerlo resucitado. No tiene sentido que se hubiesen quedado en Jerusalén, especialmente cuando serían muy mal vistos. Por lo tanto habrían sido enterrados en sus pueblos y nadie recordaría hoy sus nombres. No estarían juntos en Jerusalén en una tumba de clase media.

Desde el 1347 los franciscanos han custodiado el lugar que desde la antiguedad se conoce como el Santo Sepulcro de Jesucristo, en la Iglesia de la Resurrección en Jerusalén. Las investigaciones históricas, arqueológicas y teológicas coinciden perfectamente dando credibilidad a este lugar. Ya en el año 44 dC "La Iglesia Madre de Jerusalén tenía su sede en Sión, visitaba el Jardín del Gólgota y allí celebraba el "Recuerdo" de los grandes eventos de la Crucifixión, Muerte y Resurrección del Señor". Ver: Santo Sepulcro. Allí nadie ha visitado huesos. El sepulcro está vacío porque Jesús resucitó tal como dicen los Evangelios. Por lo tanto la resurrección de Jesus fue un hecho físico. Muchos fueron testigos de ello. La transformación de los discípulos y el poder de la verdad que ellos comunicaron, acompañada por signos y milagros, sería inexplicable sin la resurrección. Es el mismo poder transformador de la gracia que hoy también experimentan los creyentes. Cristo resucitado continua perdonando, sanando y salvando a quienes le abren el corazón.
Eusebio de Cesarea (265-340), nacido en Palestina, describe en su "Vida de Constantino", los esfuerzos del emperador Adriano por hacer desaparecer con un templo pagano el lugar donde Cristo fue sepultado y resucitó:

"En esta cueva sagrada, sucedió entonces que algunas personas impías y ateas, habían pensado retirarla por completo de la vista de los hombres. Suponían dentro de su locura que así podrían ser capaces de obscurecer la verdad de manera efectiva. Con ese fin trajeron una cantidad de desechos desde lejos y con mucho esfuerzo recubrieron totalmente el lugar; luego, habiendo llevado esto a una altura moderada, lo pavimentaron con piedras, escondiendo la cueva sagrada bajo el masivo montón. Después, como si su intento se hubiera llevado exitosamente a cabo, prepararon sobre esta base, un verdadero y truculento sepulcro de almas, mediante la construcción de un tenebroso altar de ídolos sin vida para el espíritu impuro al cual llaman Venus y ofreciendo allí detestables oblaciones en esos profanos y malditos altares. Porque ellos suponían que su objeto no podía ser de otra forma totalmente alcanzado, más que enterrando así la cueva sagrada bajo esas nocivas contaminaciones." (III, XXVI – véase también el informe de Eusebio sobre el Santo Sepulcro)
En pleno siglo XXI, los medios de comunicación, como nuevos emperadores, se afanan por lograr con sus artes mediáticas lo que Adriano no pudo hacer a pesar de su titánico esfuerzo. Sabemos que jamás podrán destruir la fe en Cristo resucitado, pero no podemos dormirnos porque seríamos culpables por el daño que hacen a la fe de muchos. Aprovechemos la ocasión para dar testimonio de nuestra fe con un nuevo entusiasmo.

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